Oposición envalentonada

ENTRELÍNEAS

La oposición en México se encuentra envalentonada. Quienes dirigen los partidos opositores a Morena se quieren vender como los grandes salvadores de la patria y los estadistas que pondrían a nuestro país en el primer mundo, sin embargo, se olvidan que tuvieron su oportunidad durante décadas y la única herencia que se les recuerda es: desempleo, marginación, pobreza extrema, desigualdad y corrupción. Fueron los hoy opositores una casta de gente privilegiada que vivió al amparo de poder, vaya, fueron el PRI y PAN una incubadora de millonarios que velaban solo por sus intereses mientras a los mexicanos los azotaban los flagelos mencionados.

En la actualidad, cuando se comienzan a despejar las dudas en torno a quienes podrían ser los candidatos a la presidencia de la República por parte de la oposición ha surgido el nombre de un personaje al que le están apostando los opositores a Morena por el discurso popular, ese que justamente conecta con las clases desfavorecidas: Xóchitl Gálvez Ruiz.

No se necesita ser un docto en materia electoral para darse cuenta de que, si a alguien tiene que agradecerle Xóchitl Gálvez su exponencial crecimiento, es precisamente al personaje que tanto escozor y dolores de cabeza le provoca a la oposición: Andrés Manuel López Obrador.

El presidente de México al mencionar en sus conferencias matutinas a la actual senadora de la República provocó que quienes dirigen la alianza opositora voltearan su mirada hacia Gálvez Ruiz, porque creen que con su discurso que conecta con la población, podrían obtener una hipotética victoria que les regrese las canonjías que perdieron en 2018.

Es cierto que el discurso y su misma historia personal hace de Xóchitl Gálvez una figura atractiva para la población, porque mientras ella se dirige con términos coloquiales y folclóricos, en Morena participan gente que rebuscan y piensan un poco más su discurso; vaya son gente que creen que los electores podrían ver con malos ojos una palabra subida de tono.

Sin duda, ese discurso directo y de llamar a cada cosa por su nombre, le generará a Gálvez Ruiz ganar simpatías entre los mexicanos, pero de eso a que crean que a partir de octubre de 2024 estará ocupando la silla del águila hay mucha diferencia.

Los mexicanos no olvidan las décadas de impunidad, saqueo y corrupción que se instauró en el país con los gobiernos emanados del PRI. Tampoco van a olvidar con facilidad los 12 años perdidos del régimen panista, contra esos malos recuerdos y amargas experiencias no puede ni podrá ni Xóchitl ni ningún otro candidato surgido de la oposición.

¿Con que autoridad moral Xóchitl Gálvez podrá decirles a las víctimas de la violencia del gobierno de Felipe Calderón que tiene un programa de pacificación? ¿Creen que aquellas familias que tienen hijos o familiares desaparecidos se olvidarán como por arte de magia de que en un gobierno emanado del PAN se desató una guerra en la que la ciudadanía es la que más ha perdido?

Estas aseveraciones podrán gustarle o no a ciertos opositores chiapanecos que se sienten impolutos, sin embargo, la realidad es una: no hay forma de que en el 2024 puedan derrotar a Morena y aliados.

Se engañan solos

La oposición vive de sueños guajiros, en la mente de quienes no digieren que México es encabezado por Andrés Manuel López Obrador se sienten con la fortaleza de derrotar al partido fundado por el tabasqueño. Eso mismo los ha llevado a pensar que Xóchitl Gálvez puede ser vista como una víctima del presidente ante las menciones.

Si fueran más inteligentes los liderazgos de la oposición estarían agradeciendo que López Obrador haya destapado a Gálvez Ruiz, porque, aunque no nos guste, el presidente de México puso a la aspirante a su nivel y estatura política. Ha sido el tabasqueño quien ha generado el crecimiento mediático de la hidalguense.

Con Xóchitl en la contienda política todo adquiere matices de competencia, es más, podríamos asegurar que su posible incursión como candidata presidencial ayudará a la oposición a lograr triunfos en posiciones legislativas, pero de eso a ganar la presidencia de la República, eso sí que es más que un sueño guajiro.

Ambición familiar

Quienes muestran no tener llenadera son los hermanos Melgar Bravo. Mientras uno es diputado federal el otro despacha como legislador local y presidente de la Junta de Coordinación Política. Pese a ello, este par de personajes no pueden ocultar su desmedida ambición de seguir pegados a la ubre presupuestal, pareciera que lo único que saben hacer es vivir de posiciones gubernamentales y políticas.

Mientras Luis Armando busca afanosamente ser tomado en cuenta para encabezar la candidatura del PVEM a la gubernatura, su hermano, Yamil se siente con el derecho de sangre de encabezar la candidatura de Morena a la alcaldía de Tapachula.

Ante esta más que ofensiva ambición de los hermanos Melgar Bravo, se tiene que recordar lo que en algún momento pronunciara Andrés Manuel López Obrador cuando le preguntaron en Veracruz sobre la aspiración de Miguel Ángel Yunes Márquez de ser candidato del PAN al gobierno de ese Estado, justo cuando su padre Miguel Ángel Yunes Linares era titular del Ejecutivo local: “estos quieren convertir al PAN en la monarquía de la moronga azul”. Ahora bien, en Chiapas no se puede permitir que se instaure una monarquía de moronga guinda.

A los hermanos Melgar Bravo alguien debe de ponerles un freno por su desmedida ambición. Yamil no debe sentirse desde ahora candidato a alcalde por llegar a bailar al zócalo en el aniversario de la victoria presidencial. Luis Armando tampoco debe sentir que por llegar a tomarse fotos boleándose los zapatos debe ser visto como un político cercano a la ciudadanía… Hasta la próxima.